“Logroño tiene que ser una ciudad capaz de ofrecer nuevas oportunidades formativas para nuestros jóvenes”
“La danza es una industria cultural muy establecida en los países desarrollados, que incide en los más jóvenes y enriquece la oferta de ocio municipal”
El candidato del Partido Riojano-España Vaciada al Ayuntamiento de Logroño, Rubén Antoñanzas, junto a Perfecto Uriel, presidente de la asociación cultural ‘En escena’, director de la Casa de la Danza y miembro de su candidatura, ha presentado esta mañana su proyecto de Centro Coreográfico de Logroño, un centro formativo de alto rendimiento en danza para la ciudad y para toda la Comunidad Autónoma.
Una vez que se inaugurara la Casa de la Danza en 2003, después de 20 años, Antoñanzas considera que “ya ha llegado el momento de dar un paso adelante e incrementar en nuestra región las posibles vías de difusión de la danza, tanto a nivel educativo, como en el ámbito profesional”.
En ese sentido, según Antoñanzas, “con este centro estaremos brindando la posibilidad de que los jóvenes logroñeses y de nuestro entorno que lo deseen puedan elegir la danza como profesión, sin que tengan que abandonar su entorno familiar para conseguir bailar en una compañía profesional”.
“Este proyecto quiere impulsar la proyección profesional de la danza para los estudiantes de Logroño, de La Rioja y también para otros de otras comunidades autónomas”, ha expresado Antoñanzas. El candidato municipal cree que “es una pena que los bailarines logroñeses tengan que salir fuera no sólo de La Rioja, sino de España, para poder bailar y hacer de ello su forma de vida, nosotros queremos conseguir que esa tendencia se cambie y permitir a los jóvenes bailarines y coreógrafos la posibilidad de desarrollarse bailando y creando, sin la necesidad de emigrar”.
El proyecto contempla un centro formativo clásico/neoclásico, que ofrecería un repertorio desde los clásicos ballets a programas de coreógrafos contemporáneos en la más rigurosa de las vanguardias. Se trataría de producciones de mediano formato, de unos 12 a 24 bailarines, pero un centro que tendría identidad propia, que ofreciera un servicio educativo y de proyección para la capital riojana.
Respecto a su ubicación, Antoñanzas plantea reformar un local industrial de los que se han quedado sin actividad en el entorno urbano de la ciudad, un espacio que ahora mismo esté vacío y sin uso, que se podría reformar para dar vida a un barrio o zona. El candidato municipal considera que, por ejemplo en la zona de Avenida de Burgos o Valdegastea, existen numerosas lonjas industriales sin actividad. A su entender, “el consistorio podría reconvertir una de ellas en el Centro Coreográfico, cuya actividad requiere de un espacio suficientemente amplio como para que una compañía pueda trabajar, un centro que, estando en un barrio de Logroño, disponga de transporte público para que los estudiantes puedan ir y venir sin dificultades”.
Así, Antoñanzas ha apuntado que “la danza es un arte, al igual que la música y el teatro, la danza también es otra posibilidad de ocio en la oferta cultural de nuestra ciudad y una buena compañía de danza se puede asociar a una buena escuela”. Asimismo, el regionalista está convencido de que “la población juvenil que se está formando en escuelas de danza de fuera de Logroño, podría encontrar un revulsivo profesional en este Centro Coreográfico, que fuera capaz de generar oportunidades de empleo a esos intérpretes”.
La danza, industria cultural establecida
Los miembros de la coalición Partido Riojano+España Vaciada consideran que la danza es una industria cultural muy establecida en los países desarrollados e incide en los jóvenes. Según Perfecto Uriel, “cuando existe una compañía profesional, ésta se convierte en un referente real, no sólo como una expresión artística, sino como un objetivo para jóvenes con vocación y talento que deseen llegar a la profesión participando o formando parte de la plantilla de bailarines de la compañía”.
En ese sentido, Uriel ha enumerado capitales como Londres, París, Nueva York, Buenos Aires, pero también otras más pequeñas como Biarritz, Lausanne o Basilea que cuentan con centros coreográficos de formación ligados a sus propias compañías de danza.
Antoñanzas está convencido de que “una compañía de danza puede ser un embajador excelente para dar a conocer una ciudad durante sus giras. Los intercambios culturales entre ciudades y países están bien considerados por los organismos institucionales europeos, favoreciendo con ello el desarrollo de los proyectos culturales”.