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Tribuna de opinión de Rubén Gil Trincado: El Parlamento, atado de pies y manos por Sanz

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«La Rioja merece el Parlamento que muchos riojanos diseñaron hace más de 30 años, una institución al servicio de los riojanos y no del PP»

Rubén Gil Trincado, Diputado del PR+

Rubén Gil Trincado, Diputado del PR+

La Comunidad Autónoma de La Rioja dejó hace más de 30 años de ser una provincia, como tal abandonó la Diputación Provincial por un Parlamento donde estaban las ilusiones, el trabajo y las reivindicaciones de miles de riojanos que defendieron que nuestra tierra era una autonomía de hecho y por derecho. Costó mucho esfuerzo a miles de personas para que ahora algunos quieran convertir de nuevo el Parlamento de La Rioja en el convento (de clausura) que fue hace siglos. Una institución que está controlada, desde hace varias legislaturas, por una mayoría absoluta democrática, pero que es interpretada por el PP como un rodillo absolutista, no a favor de los ciudadanos sino en contra del resto de grupos políticos que conformamos el arco parlamentario. Pedro Sanz siempre ha tenido una máxima y se enorgullece de ella «o estás conmigo o estás contra mí», y con esta frase lleva gobernando unos pocos años y mandando otros muchos. Es incapaz de discernir lo que significa gobernar y mandar.

El Parlamento de La Rioja es el único de España ‘no profesional’, lo que supone que hay que realizar el trabajo parlamentario, las iniciativas, las innumerables propuestas que hace el PR+, el control al Gobierno y las peticiones de información con un enorme esfuerzo que sólo encuentra el desprecio y el oscurantismo del PP y del propio presidente de la Cámara. Cuando un diputado pide, como es el caso, decenas de expedientes para controlar al Gobierno, se encuentra con respuestas que niegan el acceso a la información o, en el mejor de los casos, con que hay que copiar los expedientes (cientos de hojas) a mano, ya que se niegan a facilitar copias de los mismos. Es curioso que las escasísimas ocasiones que hemos tenido acceso a un expediente nos pongan, al lado, a varios funcionarios e, incluso, a algún alto cargo del Gobierno que veía en una pantalla gigante lo que mirábamos, real como la vida misma. Esto recuerda a tiempos que parecían muy lejanos y que quizá no lo están tanto.

Nadie puede olvidar que si importante es la labor del Gobierno, no lo es menos (y en democracia debe ser más) la de los grupos de la oposición, que estamos obligados a controlar e impulsar al Gobierno elegido por todos los riojanos. Pero esto es lo que desde su primera mayoría absoluta Pedro Sanz se encargó de destrozar, convencido de que la cuestión no está en respetar las reglas del juego, sino en impedir que los demás jueguen con las mismas reglas y oportunidades. A quien le ha molestado en el objetivo de lapidar derechos parlamentarios y políticos lo mando a casa (en su partido) y lo lleva intentando años en otras formaciones políticas. Ahora, en un alarde de austeridad tan falsa como virtual, planea eliminar diputados y limitar los mandatos del presidente a ochos años, cuando él lleva 20. Hay que tener valor para no ponerse ni colorado. Pedro Sanz se cree el amo de esta tierra y piensa que no hay otro como él, cuando la realidad es que en los últimos años es el verdadero problema de esta tierra. Sanz es juez y parte, puede estar en misa y en la procesión, es el más austero (de boquilla) y sienta cátedra democrática con sus afirmaciones: «Las opiniones de determinadas personas no me interesan». Olvida claramente que él representa a los riojanos, a todos, a los que le votan y a los que no, incluso a los que no acuden a votar. Y el Parlamento de La Rioja se ha convertido en un apéndice de Sanz. No le interesan las opiniones de algunos y, para no escucharlas, es mejor no convocar plenos ni comisiones, impedir que le traslademos preguntas y cambiar los reglamentos, no para mejorar la vida de los riojanos, sino para dañar a quien no le ríe las gracias ni le hace la pelota. Conviene recordar que de los 20 diputados que tiene el PP, muchos no han presentado ni una sola iniciativa en años y otros, ni tan siquiera saben lo que es hablar en el Parlamento. En dos años, los diputados del PR+ hemos presentado más de 1.200 iniciativas parlamentarias en defensa de los intereses de los ciudadanos, nos voten o no, aunque la práctica totalidad el PP las rechace, con argumentos como «no vamos a aprobar nada del PR+». La Rioja merece el Parlamento que muchos riojanos diseñaron hace más de 30 años, una institución al servicio de los riojanos y no del PP; una institución que se convierta en el motor político de nuestra comunidad y no en un edificio vacío de contenido. El Parlamento representa autogobierno, representa los valores de una tierra que luchó contra viento y marea por defender ser una autonomía y tener identidad propia. Duele ver cómo quieren eliminar la autonomía, la identidad y los valores del riojanismo para gloria absoluta del que se cree amo y señor, desde Alfaro hasta Foncea. Es el silencio y la sumisión lo que pretende Pedro Sanz. Conmigo y con el PR+, que no cuente.

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