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El PR+ solicita que, durante los meses más fríos, se aseguren los suministros energéticos básicos

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El PR+ solicita que, durante los meses más fríos, se aseguren los suministros energéticos básicos a las familias riojanas en situación de pobreza extrema.
Miguel González de Legarra, PR+

Miguel González de Legarra, PR+

La existencia de una deuda impagada en el contexto de una vivienda familiar, cualquiera sea su importe, no debería justificar el corte del suministro del agua, la luz o el gas, porque hoy en día, deben ser considerados suministros básicos y, por lo tanto, suministros elementos esenciales para garantizar la subsistencia de las personas.

Este es el razonamiento básico que ha inspirado al Partido Riojano para la presentación de una enmienda parcial a los presupuestos de la CAR 2014 con las que solicitamos que se desarrolle un Plan de Suministros Básicos para Familias Vulnerables con la dotación económica necesaria para evitar que a las familias riojanas en situación de pobreza extrema se les corte el suministro de estos elementos imprescindibles para poder sobrevivir.

En La Rioja según los últimos datos de la encuesta de condiciones de vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace escasos días el 18,8% de la población está en situación de pobreza.

Por lo tanto, a pesar de la propaganda constante del Gobierno sobre el excelente nivel de vida de los riojanos, en esta comunidad existen en la actualidad casi 70.000 riojanos que viven en situación de pobreza y extrema pobreza. Miles de familias que no solo no llegan a fin de mes sino que tienen que acudir a los recursos privados de asistencia social para poder subsistir, para poder alimentarse con productos básicos, pero que se encuentran también en una situación de “pobreza energética”

Un nuevo concepto que se define ya como la situación que sufre un hogar incapaz de pagar una cantidad de suministros de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda.

La pobreza energética depende fundamentalmente de tres componentes: los ingresos familiares, los costes de la energía y la calidad de la vivienda en cuanto a su eficiencia.

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares —EPF— y la Encuesta de Condiciones de Vida —ECV—, en torno al 10% de la población española la sufre (4 millones de personas), y se trata de un fenómeno que va creciendo al mismo ritmo que lo hace el desempleo y la crisis económica que están el poder adquisitivo de los riojanos. Sube la luz, sube el recibo del agua, sube el gas y, al mismo tiempo, hay más desempleo y los riojanos que trabajan, lo acabamos de comprobar, tienen salarios más bajos que el resto de los españoles, lo que está provocando que servicios básicos como la electricidad, el gas o el agua, acaparen cada día una mayor proporción en el presupuesto familiar.

Según los datos de la propia Encuesta de Condiciones de Vida, el 6% de la población no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada, un porcentaje que se eleva hasta el 8% en el caso de mujeres que habitan solas.

Pues bien, en esta Comunidad en la que según el presidente Sanz y el PP, mana leche y miel y en la que hace meses estamos viendo la luz al final del túnel, también en este aspecto estamos peor que la media.

En la última encuesta del INE el 8,4% de los riojanos reconocen que tienen serias dificultades para pagar estos suministros relacionados con su vivienda principal, una cifra que dobla a las CCAA limítrofes como Navarra, Castilla León, Cantabria o El País Vasco que se sitúan en el 4% de media. Un dato revelador de que La Rioja esta mucho peor que la media.

Lo más grave además es que esta nueva situación de pobreza, es todavía más invisible que la pobreza alimentaria, simplemente porque se vive de puertas para adentro y la mayoría esconde su situación.

Hay miles de familias que no pueden pagar los suministros básicos, y que tienen que elegir entre pagar la hipoteca de su vivienda, dar de comer a sus familiares o abonar estos servicios tan necesarios para tener una mínima dignidad como personas. Una situación que tiene un profundo impacto, no solo en su calidad de vida, sino incluso en su propia esperanza de vida.

Los últimos datos disponibles estiman que, en 2011, la pobreza energética fue responsable directa de entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras en España. Para que nos hagamos una idea, ese mismo año, los accidentes de tráfico, provocaron solamente 1.480 muertes. Imagino que los datos de 2013, serán todavía más escalofriantes y, sin embargo, es una situación larvada, que no se conoce y contra la que no se actúa.

Una situación sobre la que llevamos años llamando la atención desde el Partido Riojano, reclamando año tras año en los presupuestos actuaciones urgentes, especialmente en los domicilios de personas mayores en los cascos antiguos de los núcleos urbanos, que solucionen los graves problemas de suministros básicos que padecen y que, este año, complementamos con esta enmienda porque consideramos que la pobreza energética es una nueva prioridad social que necesita apoyo a todos los niveles

Hay que recordar que, después de Malta y Chipre, España es el país de la UE27 con los precios de la electricidad más caros. Además, en solo dos años, el precio del gas subido el 22%, la luz el 34%, el agua el 8,5% y la bombona de butano el 23%.

Vivimos en uno de los países donde los consumidores pagan la electricidad más cara. Según Eurostat, desde 2001 a 2012, la factura de electricidad en España cuesta de media un 105,1% más. Y entre 2007 y 2012, volvió a subir un 49% más.

Si se cuenta desde el año 2006 hasta las últimas subidas, en el caso del pequeño consumidor la subida de la luz es del 88%, lo que, unido a la crisis económica, agrava la dificultad de afrontar la factura energética de las personas más vulnerables, haciendo crecer con fuerza la pobreza energética y los cortes de suministro.

A todo esto tenemos que sumar el nuevo aumento del recibo de la luz que ayer mismo anunció el ministro de Energía que volverá a subir un 2 % el próximo 1 de enero.

Y para rematarlo, hay que recordar que, en La Rioja, el canon de saneamiento, es decir, el recibo del agua, ha aumentado un 40 % en los últimos dos años por orden de Pedro Sanz y que todavía el Gobierno de Rajoy prepara una nueva subida generalizada de los precios de consumo de agua que puede suponer el golpe definitivo para muchas familias.

No entendemos que las empresas de energía estén multiplicando sus beneficios al mismo ritmo que se multiplica el número de familias a las que se les cortan los suministros básicos. Estamos viviendo un auténtico sinsentido en el que mientras ayuntamientos y entidades sociales incrementan las ayudas destinadas a urgencia social, las grandes compañías de suministro continúan obteniendo beneficios millonarios, que llegan a ser del 6,78% frente al 2,62% que obtienen las empresas las europeas, y ordenando el corte de suministros por deudas irrisorias.

No entendemos que el Gobierno de La Rioja pretenda ocultar la pobreza de miles de hogares riojanos, simplemente apagando la luz. Y no entendemos, por ejemplo, que desde el Gobierno de La Rioja se subvencione la compre de artículos de lujo como coches, por ejemplo, con el famoso Plan PIVE y no se atiendan necesidades básicas que son imprescindibles para garantizar la vida de muchos miles de riojanos.

Lo que proponemos no es que se pague la luz a los riojanos, simplemente que se asegure el suministro en momentos críticos. Que se impida la desconexión en los meses más fríos o a aquellos consumidores que, por razones de edad, salud, discapacidad o inseguridad financiera grave no están en condiciones de garantizar su bienestar social o el de su familia.

Esta enmienda es, por tanto, una cuestión de respeto a las miles de familias que lo están pasando muy mal, que tienen a todos sus miembros en el paro, que cobran en el mejor de los casos 426 euros al mes y no podemos olvidar que 12.448 riojanos no perciben ninguna prestación por desempleo según los datos oficiales del ministerio y del paro registrado, cifra que la realidad supera con creces.

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